Una de las cosas malas de ser un "motobseso" (que no obeso, por suerte y todavía) es que a cada sitio que voy, enlatado y con la familia, me pregunto qué tal sería recorrer esa misma carretera en la moto.
Y cuando hay un obsceno despliegue de seductoras curvitas y asfalto perfecto... YA ES QUE ME PONGO MALO!!!
Tomo nota, guardo la cámara, me muerdo los labios, sonrío a mis hijas y pienso que algún día volveré.
Por cierto, premio para el lector que adivine dónde está tomada la foto...
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