viernes, 9 de marzo de 2007

Rutas. Por el valle del Tajuña o como hacer el ridículo plenamente


Después de un invierno complicado, con la moto en dique seco, estaba hambriento de kilómetros. Una salida con los compañeros de http://www.escuter.tk/ (Delli, Soñarte, Makura y AMG un abrazo pa vosotros) me había calmado el mono, pero necesitaba más, mucho mas…
Como todavía no las tengo todas conmigo después de tanto tiempo sin coger la V decidí repetir la ruta que había hecho con los amiguetes pero tanteando el terreno, a ver si no me cansaba demasiado.
Así que aproveché un viernes que tenía poco curro, me escapé un rato antes de la hora de la comida me fui a casa, me puse el traje de astronauta y a tirar millas…
En las pelis el héroe sale siempre con música de Steppenwolf (o por lo menos de Credence Clearwater Revival) altivo el ademán, firme la mirada, impasible el gesto hacia el horizonte infinito con una rubia en el asiento trasero. Pero rubia prefiere quedarse en casa y mi ademán más que altivo es acojonao en cuanto te metes en el videojuego de la carretera, stage 1.
La A-2, en su estado normal: un infierno de coches, camiones y rajas en el asfalto. Es increíble esa carretera. Hasta Torrejón un lujo, pero pasada la salida de la base aérea el firme no lo han tocado desde la visita de Eisenhower a Franco en el ’53. Me imagino que la habrán acondicionado para que las furgonas de la CIA con los pasajeros que viajan en primera a Guantánamo vayan más cómodos, digo yo.
En el km. 38 me harto y cojo la salida a Santos de la Humosa, con su minipuerto de subida al pueblo y de allí a Pozo de Guadalajara y Azuqueca de Henares hasta cruzar la N-320. Ancha es Castilla. Esta parte de Guadalajara me la he pateado a base de bien, primero con la X9 y luego con la Strom. No es muy muy bonita, pero tiene su encanto y las carreteras son decentes. Hay que tener un cierto cuidado porque los locales conducen muy muy despacio y te los puede encontrar en cualquier momento circulando a "tractor velocity" aunque lleven un Renault 21.
Hay otra alternativa que es continuar por la A-2 hasta Guadalajara y luego coger la N-320 a Cuenca hasta la desviación a Brihuega. Pero es más aburrida y la salida de Guadalajara está en obras, a día de hoy con un solo carril, línea continua y muchos camiones ensuciando el asfalto con barro y tierra, gracias a las obras de urbanización en tierras de la familia Esperanza Aguirre, junto la futura estación del AVE. Desde luego los hay con suerte, mira que tener ese secarral justo donde recalifican para construir una estación de tren que debería haber estado en el centro de la ciudad.
Una vez pasada la N-320 el paisaje cambia. A la izquierda se adivina el curso del modesto Tajuña, con sus cipreses de sombra alargada. A derecha el borde de la meseta castellana, adusto gesto orográfico. La carretera está recién asfaltada y es una verdadera mesa de billar.
Primero una larga recta y luego, a medida que el valle se estrecha hay unas curvas preciosas hasta llegar a Brihuega, punto de referencia del camino de la Alcarria. Entre otros hitos geográficos puedes encontrar la Sede Central de los Hare Krishna en España, medio escondida a la derecha de la carretera, una mansión preciosa en la que se debe estar de puta madre para meditar sobre el kosmos y el amor universal. Luego unas curvitas en subida y te metes en Brihuega.
Pero hoy estaba yo con ganas de explorar, así que recién entrado en el valle del Tajuña, veo un cartel a la derecha que pone "Valfermoso de Tajuña 4" y allí arriba un pueblo que tenía buena pinta. Me desvío, por típica carretera secundaria-comarcal-cutrerota. Llego al pueblo que en sí mismo no es gran cosa, pero, señoras y señores QUE VISTAS!!! Cuando llegas al final del pueblo y piensas que te vas a caer, hay unas balconadas desde las que se ven la carretera que acabas de abandonar, y todo el valle hasta kilómetros y kilómetros. Un lujo.
Pasan unos hombres hablando de cimientos, obras y casi me echo a sus pies de rodillas pidiéndoles que me vendan alguna de las casas de pueblo con vistas al valle. Un sitio donde sentarse a ver crecer la hierba, con una tumbona y el gintonic, leyendo a Mahler y escuchando a Machado. Que maravilla.
Luego tuve un episodio bufonesco trailero de los míos. Cuando me había fumado el preceptivo cigarrito, tomado un poco de aire (y viento) y en vista de que ni una lugareña se había prendado de mí ni ningún lugareño me había ofrecido venderme su casa por cinco mil euros o menos –que es más o menos hasta donde llego- me monté en la burra. Callejeo despaciiiito despaciiiito bordeando el pueblo y llego a una bifurcación antes de tomar la carretera. A la izquierda una calle estrecha que se mete en el pueblo y tiene pinta de acabar saliendo a la carretera, a la derecha una calle de tierra con un escalón al final y la carretera. Al fondo un señor albañil reparando la pared de una casa (si, ya sé, el albañil no se coge para ir a la carretera, pero tiene su importancia como veréis más tarde). Decido meterme en la calle de tierra y cuando he hecho diez metros me asalta una duda de gran importancia metafísica: ¿seré capaz de subir-bajar el escalón final? ¿podrán mis habilidades traileras con el obstáculo? ¿es Yola Berrocal un ser humano o un dirigible madeinspain?
Debo aclarar al respetable que para mí atravesar una pista de cincuenta metros hasta las barbacoas del Pantano de San Juan equivale a hacer el rally Paris-Dakar.
Ante semejantes dudas (y turbado porque no sé que pito toca acordarme ahora de Yola Berrocal y sus protuberancias mamarias) paro la moto, pongo la pata de cabra, veo que se hunde un poco pero no lo suficiente y bajo a inspeccionar el terreno. Hum, hum… casi que doy la vuelta y vuelvo por donde he venido.
Pero hete aquí que es más fácil decirlo que hacerlo. El camino es demasiado estrecho para dar la vuelta, sobre todo teniendo en cuenta que la margen derecha consiste en una bajada en ochenta grados hasta escoñarse en el huerto del tío Paco, veinte metros abajo. Intento dar patrás con los pies, pero no muevo la moto ni un milímetro.
Asín que from lost to the river, tiro palante. Me acerco al escalón a 20 km/h, en una maniobra que le he visto hacer a Marc Coma, reduzco a primera hasta 10 km/h, 5 km/h, la cumbre insalvable del Gilimanjaro se acerca, la tierra está más blanda de lo que yo pensaba y entonces…. Ayayayayayayayyyyy, veo que he reducido hasta 0 km/h, que la moto se inclina a la derecha, se inclina, se inclina, ayayayayayayyyyy…. PATAPLOF! (onomatopeya aproximativa de moto cayendo de lado y piloto cayendo de bruces cuan largo es)…
Una breve recomposición de los hechos me hace ver que no me he hecho daño, más que en mi orgullo, gracias a que la tierra está blanda (¿será el barro?).
Saco el pie derecho de debajo de la moto y una vez controlados mis espasmos de risa por lo ridículo de mi caída intento levantar la moto. Mmmmmhhhhuuuurgggghhhh!!!!. (onomatopeya aproximativa de un servidor intentando levantar 220 kilos en canal de moto más depósito lleno) Ni pa dios.
Menos mal que se acerca el albañil a echarme una mano. A continuación reproduzco el diálogo subsiguiente (entre paréntesis mis pensamientos, no mis palabras):
ALBAÑIL: ¿Te has hecho daño?
MOTERO TORPE: No, no, gracias. (Sólo en mi orgullo, pero no tiene importancia).
A: Venga, vamos a levantar la moto. ¿Cómo se te ocurre pasar por ahí hombre?
MT (autoestima a nivel de cucaracha ucraniana): Pues ya ve, torpe que es uno.
A: Si hubieras venido más rápido, pero con lo lento que venías, normal que te caigas.
MT: Ah. (Gracias por el dato, la proxima vez lo hago a 120)
A: Es que se veía venir que te caías, a esa velocidad…
MT: Ah. (No si ya lo he cogido, gracias…)
A: Tendrías que haber ido un poco más rápido, menos mal que estoy aquí…
MT: Ah. (NO, SI YA LA HE ENTENDIDO QUE SOY GILIPOLLAS Y TORPE Y UN CENUTRIO, PARA NAVIDAD LE MANDO UNA CESTA, PERO ME AYUDA USTED A LEVANTAR LA PUTA MOTO!!!!. Por favor.)
A: Venga vamos a levantar la moto. Deja la marcha puesta y quita el contacto…
MT: Se ve que usted controla.
A: Y se ve que usted más o menos.
MT: (No si encima me va a dar una colleja) Ya, es que todavía soy novato.
A: No, si ya se nota, ya.
MT: (A la próxima casi lo dejamos como buenos amigos y fuebonitomientras duró). Venga a la de tres!
MT y A: Un, dos y treeeeuuuurrrrrrrgggggmmppppffffffff!!!! (onomatopeya aproximativa de dos señores levantando 220 kilos en canal de moto más depósito lleno).
Después de unos momentos de tensión conseguimos poner la moto en el asfalto de nuevo sin que a) se cayera hacia el otro lado, b) se fuera hacia abajo por la cuesta c)se cayera otra vez por no poner la pata de cabra….
Así que con la cordura llena de barro, me volví pacasa, decidiendo que ya estaba bien de aventuras en el valle.
MORALEJA: entre dos caminos, elige el asfaltado. Y si no, llama antes a un albañil, de preferencia mudo.

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